Siempre me ha gustado el juego de espejos que supone dilucidar entre realidad y percepción. Hay realidades que pueden ser objetivas para todos, es de día o es de noche, pero hay realidades que pueden estar ocultas bajo creencias preestablecidas y es ahí donde la percepción se impone a la realidad, acordémonos de los múltiples estereotipos que existen sobre pueblos, profesiones, productos, etc., que están muy alejados de las realidades de cada uno de ellos.
En la comunicación publicitaria se trabaja fundamentalmente la percepción de los consumidores para hacerla coincidir con la realidad de los productos que se anuncian, al menos de la realidad que interesa destacar como elemento diferencial de un producto concreto frente a sus competidores. Pero, si a la hora de la verdad, cuando se usa el producto la percepción que se ha querido inculcar no coincide con la realidad del producto, el fiasco es mayúsculo para el consumidor y todo el trabajo que se ha hecho se vuelve en tu contra. Las identidades ficticias no funcionan.
Con las bolsas de papel nos encontramos con una buena realidad y, a veces, con una mala percepción, todavía muchos consumidores tienen la idea de que son frágiles y que se van a romper si las cargas con los variados y pesados productos que compran en los supermercados.
Esta apreciación se confirma en la encuesta del Instituto LinkQ sobre la satisfacción de los consumidores españoles con las bolsas de papel, estos otorgaban, sobre una puntuación máxima de un siete, 6,8 puntos a los valores de ser más ecológica, cuidar el medio ambiente y dar buena imagen a los comercios que las usan y bajaban su puntuación a una nota de 4,6 cuando valoraban su resistencia o aguante de peso.
Gana la percepción sobre resistencia de las bolsas de papel a su realidad objetiva y comprobable, ya que cualquier bolsa de papel está capacitada para llevar un peso de hasta 12 kg. Esta rotunda afirmación sorprenderá a más de uno y creerá que no es cierta, apelando a su preconcebida creencia de fragilidad de las bolsas de papel.
Para ajustar la percepción a la realidad, los fabricantes de bolsas de papel encargaron un estudio a ITENE, Instituto Tecnológico del Embalaje, Transporte y Logística, para demostrar científicamente el peso que puede soportar una bolsa de papel y si es válida para los supermercados y otros establecimientos que venden productos pesados y voluminosos con aristas o incluso humedecidos por la refrigeración.
El método de ITENE, prestigioso instituto español de investigación reconocido en Europa por la calidad de sus trabajos, consistió en evaluar la resistencia físico-mecánica de las bolsas de papel durante su transporte y manipulación desde que se realiza la compra hasta que llega a su destino final.
En el estudio se realizaron tres tipos de ensayos.
ENSAYO DE FATIGA. Para simular el transporte de la bolsa por una persona caminando a paso normal, desde el supermercado a su destino.
ENSAYO DE MANIPULACIÓN O “TIRÓN”. Para simular los tirones a las que se encuentra expuesta la bolsa cuando el usuario la coge varias veces del asa para subirla o bajarla.
ENSAYO DE PERFORACIÓN POR ELEMENTOS CON VÉRTICE O ARISTAS
Para simular el transporte de productos punzantes o con aristas en el interior de las bolsas.
Los ensayos se hicieron con simulantes tanto secos como humedecidos para contemplar todas las variantes de productos que se pueden encontrar en un supermercado.
Las conclusiones del estudio son las anunciadas en unas líneas anteriores: “las bolsas de papel estudiadas pueden ser utilizadas por la gran distribución para la venta al por menor tanto en el sector de alimentación como en los sectores textil y bazar y que puede llegar a contener una carga igual o superior a 12 Kg en todos los casos”.
Volviendo a la realidad la carga media de las bolsas en los supermercados rara vez supera los 4 kg de peso, el consumidor no carga con más peso en cada bolsa que llena, por voluminosa que sea la compra la reparte entre varias bolsas. En las compras de proximidad al domicilio se hacen andando y los consumidores tampoco cargan con mucho peso, así que podríamos concluir que las bolsas de papel están sobradamente capacitadas para ser útiles en los supermercados.
También hay que tener en cuenta que son bolsas fabricadas especialmente, donde todos los elementos que las componen: papeles, colas y asas están pensados para cumplir con su exigente cometido de transportar compras pesadas.
Estudios de observación directa del comportamiento del consumidor en los puntos de venta, demuestran que cada vez más consumidores eligen las bolsas de papel, eso significa que su percepción está cada vez más cerca de la realidad, una realidad que es tangible cuando llegan a su casa con la compra sana y salva en una bolsa de papel.
La presencia de las bolsas de papel en nuestros supermercados es gracias a la confianza y a la apuesta clara por la sostenibilidad de los grupos de distribución por una bolsa renovable, biodegradable, reutilizable y reciclable capaz de llevarlo todo.