En los últimos años, nuestra percepción del cambio climático ha experimentado una transformación notable. Lo que antes se consideraba un concepto abstracto y lejano, ahora se manifiesta de manera tangible y alarmante a través de fenómenos extremos como olas de calor intensas, inundaciones devastadoras y sequías persistentes. Estos eventos no solo han sacudido comunidades enteras, sino que también han servido como una urgente llamada a la acción, empujándonos a reconocer la amenaza inminente que el cambio climático plantea para nuestro planeta, nuestra humanidad y nuestra vida cotidiana. Este despertar en la conciencia del consumidor es crucial, pues promueve una comprensión más profunda de la necesidad de adoptar medidas sostenibles y modificar nuestros hábitos de consumo para mitigar sus efectos. 

El «Barómetro de la Sostenibilidad» de MINTEL CONSULTING, realizado en 2023, ilustra cómo los fenómenos meteorológicos extremos están remodelando la forma en que la sociedad comprende y responde al cambio climático. Este ya no es visto como una preocupación para generaciones futuras, sino como una crisis actual que demanda una acción inmediata y comprometida. En 2021, el 52% de los españoles reconocía que el país sufría por el cambio climático, cifra que ascendió al 58% en 2023, evidenciando un aumento de 6 puntos en solo dos años. Los consumidores ahora priorizan su percepción sobre los efectos del cambio climático en aspectos tangibles y fácilmente perceptibles de su entorno, identificando el clima cambiante entre estaciones, la mala calidad del aire y la escasez de agua como sus principales preocupaciones. 

Además, el estudio revela un creciente reconocimiento de la importancia de incorporar prácticas sostenibles en nuestra vida diaria. Un significativo 54% de los consumidores españoles entiende que sus acciones individuales pueden tener un impacto positivo en el medio ambiente. Este sentimiento se extiende a nivel global, con un porcentaje similar de consumidores en toda la Unión Europea y Estados Unidos, resaltando una tendencia mundial hacia la sostenibilidad. 

Las bolsas de papel se han posicionado como un aliado clave en la lucha contra el cambio climático. La función de las plantaciones forestales para papel, actuando como sumideros de dióxido de carbono, está siendo reevaluada y apreciada más que nunca. Estas plantaciones capturan CO2 del ambiente a través del proceso natural de la fotosíntesis. En España, capturan y almacenan 46,5 millones de toneladas de CO2 equivalente, jugando un papel vital en la regulación del clima. Este proceso no solo contribuye a la reducción de la concentración de CO2 en la atmósfera, sino que también transforma a los productos de papel en depósitos de carbono a largo plazo. 

La relación entre la producción de papel y la captura de CO2 es especialmente notable. Se ha demostrado que cada kilogramo de papel producido puede capturar y almacenar aproximadamente 1.3 kilogramos de CO2 equivalente durante su ciclo de vida útil, incluso, después de su reciclaje. Cada fibra de celulosa reciclada retiene el CO2 capturado inicialmente, resaltando la importancia de las prácticas sostenibles en la industria papelera no solo en términos de economía circular y uso responsable de recursos, sino también como una estrategia eficaz para mitigar el cambio climático. 

Optar por productos de papel derivados de fuentes naturales renovables y participar activamente en su reciclaje, depositando las bolsas de papel en el contenedor azul, son acciones simples pero impactantes que podemos tomar para combatir el cambio climático. Estas prácticas no solo contribuyen a la reducción de residuos, sino que también fomentan la captura de CO2, ayudando a mitigar los efectos adversos del cambio climático. Con cada decisión sostenible, avanzamos hacia un futuro más verde, demostrando que acciones cotidianas pueden tener un impacto global significativo.