Cuando pensamos en sostenibilidad, solemos fijarnos en los materiales, la energía o las emisiones. Pero hay otro recurso fundamental que a menudo pasa desapercibido: el agua. En la fabricación del papel, especialmente el destinado a las bolsas de papel, su uso no solo es imprescindible, sino también altamente controlado y eficiente.

¿De dónde proviene el agua que se utiliza?

La mayoría de las fábricas de pasta y papel en Europa están ubicadas cerca de fuentes hídricas abundantes, lo que permite una captación directa, controlada y sostenible. Según los últimos datos del sector:

  • El 87 % del agua utilizada proviene de aguas superficiales, como ríos y lagos.
  • Un 12 % procede de aguas subterráneas.
  • Solo el 1 % se extrae del suministro público.

Esto refleja un compromiso claro por minimizar la presión sobre las redes de agua potable y utilizar fuentes naturales de manera responsable.

Menos consumo, más reutilización

Desde los años 90, la industria papelera europea ha logrado reducir en un 40 % la captación de agua por tonelada de papel producido. ¿Cómo? Gracias a la modernización de los procesos y al desarrollo de un sistema circular de uso del agua:

  • El agua utilizada en el proceso se reutiliza varias veces dentro de la propia planta.
  • Al final del ciclo, alrededor del 90 % del agua captada se devuelve a su fuente original en condiciones limpias, tras ser tratada cuidadosamente.
  • El 10 % restante se reparte entre el agua que se evapora, la que permanece en el producto final y la que se retiene en los residuos sólidos.

Un compromiso con el equilibrio

Este uso racional y eficiente del agua es un pilar esencial del compromiso medioambiental del sector. Fabricar papel para bolsas no significa malgastar recursos, sino gestionarlos con inteligencia para garantizar un equilibrio entre industria, entorno y futuro.